#KiyiyaVuranInsanlik ("La humanidad se estrella contra la orilla") es la etiqueta que ha invadido las Redes Sociales tras un suceso que ha conmovido al mundo entero. Porque absolutamente a nadie han dejado indiferentes las fotografías de Aylan Kurdi, el niño sirio kurdo de 3 años muerto en la orilla de una playa turca cuando intentaba alcanzar las costas de una isla griega en un bote. También fallecieron su hermano de 5 años y su madre, junto a otras 8 personas más. Estremecedoras. Impactantes. Terribles. Trágicas. Tristes. Duras. Crudas. Brutales. Conmovedoras. Espantosas. Aterradoras. Escalofriantes... Pon tú los adjetivos. ¿Las habrías publicado? El debate deontológico queda abierto. Resulta evidente que esas imágenes testimonian el drama de la oleada de familias que huyen de las guerras o de la pobreza para refugiarse en Europa. El efecto ha sido inmediato, demoledor, al remover millones de conciencias. Como la tuya, como la mía y, esperemos, las de las autoridades que gobiernan el mundo. La decisión de publicarlas (sin primeros planos) obedece más a un periodismo responsable, honesto, respetuoso, valiente y de servicio a la verdad, más que a un periodismo morboso, sensacionalista, amarillo, insensato y frívolo. ¿Estás de acuerdo? ¿Reflexionamos?
El diario británico "The Guardian" entendía que las fotografías representan "todo el horror del drama humano que está ocurriendo en las costas europeas".
Así lo justificaba igualmente "The Independent": "En medio de las palabras frecuentemente superficiales sobre la 'actual crisis migratoria' resulta muy fácil olvidar la situación desesperada que enfrentan muchos refugiados (...) Si esta extraordinariamente poderosa imagen de un niño muerto tumbado en la playa no cambia la actitud de Europa frente a los refugiados, ¿qué lo hará?".
Veamos otras voces autorizadas:
-Ricardo Roa, editor general adjunto del medio argentino Clarín: "Su muerte nos interroga desde la imagen. ¿Qué hemos hecho para que suceda esto? ¿Y qué haremos para que no siga sucediendo? La imagen que da vuelta al mundo quizás incida para quebrar la anestesia de la indiferencia".
-Mario Calabresi, director del periódico italiano "La Stampa": "¿Se puede publicar la foto de un niño muerto en la primera página de un diario? ¿De un niño que parece dormir como si fuera uno de nuestros hijos o nietos? Hasta ahora mi respuesta ha sido “no”; pero ahora, por primera vez, he pensado que esconder esta imagen significaba mirar hacia otro lado, disimular como si nunca hubiese ocurrido, y tomarnos el pelo para garantizarnos otro día de tranquila ignorancia".
-Omar Rincón, investigador y profesor de Comunicación y Periodismo en la Universidad de los Andes:"Se requiere con urgencia un periodismo que nos dé relatos para comprender lo que estamos viviendo/pasando; relatos de lo memorable, del recuerdo; relatos de seguimiento más allá de los destellos; no se requiere nostalgia, sino memoria; análisis y contextualizaciones históricas y sociales más que entrevistas al poder y espontaneísmos explicativos; que eduque en el debate de las ideas y las ciudadanías, que niegue el insulto y el odio como modo de argumentar: sin debate no hay aprendizaje".
El diario británico "The Guardian" entendía que las fotografías representan "todo el horror del drama humano que está ocurriendo en las costas europeas".
Así lo justificaba igualmente "The Independent": "En medio de las palabras frecuentemente superficiales sobre la 'actual crisis migratoria' resulta muy fácil olvidar la situación desesperada que enfrentan muchos refugiados (...) Si esta extraordinariamente poderosa imagen de un niño muerto tumbado en la playa no cambia la actitud de Europa frente a los refugiados, ¿qué lo hará?".
Veamos otras voces autorizadas:
-Ricardo Roa, editor general adjunto del medio argentino Clarín: "Su muerte nos interroga desde la imagen. ¿Qué hemos hecho para que suceda esto? ¿Y qué haremos para que no siga sucediendo? La imagen que da vuelta al mundo quizás incida para quebrar la anestesia de la indiferencia".
-Mario Calabresi, director del periódico italiano "La Stampa": "¿Se puede publicar la foto de un niño muerto en la primera página de un diario? ¿De un niño que parece dormir como si fuera uno de nuestros hijos o nietos? Hasta ahora mi respuesta ha sido “no”; pero ahora, por primera vez, he pensado que esconder esta imagen significaba mirar hacia otro lado, disimular como si nunca hubiese ocurrido, y tomarnos el pelo para garantizarnos otro día de tranquila ignorancia".
-Omar Rincón, investigador y profesor de Comunicación y Periodismo en la Universidad de los Andes:"Se requiere con urgencia un periodismo que nos dé relatos para comprender lo que estamos viviendo/pasando; relatos de lo memorable, del recuerdo; relatos de seguimiento más allá de los destellos; no se requiere nostalgia, sino memoria; análisis y contextualizaciones históricas y sociales más que entrevistas al poder y espontaneísmos explicativos; que eduque en el debate de las ideas y las ciudadanías, que niegue el insulto y el odio como modo de argumentar: sin debate no hay aprendizaje".
-José Luis Orihuela, profesor de Comunicación de la Universidad de Navarra, con motivo de la presentación estos días de su libro "Los medios después de Internet";"Yo no hablo de nuevo periodismo sino de periodismo mejorado, que es capaz de hacerse cargo de lo nuevo sin perder los valores y la esencia de esta profesión, que en el fondo siguen siendo los mismos".
También recuperamos otras opiniones que surgieron en un debate organizado por la Asociación de la Prensa de Madrid con responsables de medios de comunicación en marzo pasado:
-Alberto Pérez Giménez, subdirector de El Confidencial: "Un medio se debe a la verdad, ni siquiera a sus lectores".
-Pedro de Alzaga, socio fundador de Contexto y Cuarto Poder: "Muchos buscan medios que les digan lo que quieren escuchar, cuando deberían pagarnos por todo lo contrario".
Más. La tesis doctoral "El predominio de la levedad en la comunicación posmoderna". que recientemente defendía el profesor Joaquín García-Lavernia, de la Universitat Abat Oliba. destacaba cómo nos encontramos sumergidos en una sociedad donde la comunicación se basa en la llamada "cultura light" con tres pilares: espectáculo, moda y levedad. "Esta es la cultura que predomina en la sociedad posmoderna, que se mueve con poca información pero sobre muchos temas. Tiene un riesgo: la levedad light puede llevar a una infantilización de la sociedad", indica García-Lavernia.
Acabamos como empezamos. ¿Tú habrías publicado esas fotos? ¿Nos harán despertar de una vez del aburguesamiento atolondrado y libertino que nos invade? ¿Abriremos los ojos y los corazones? ¿Comunicaremos siempre con fundamento, honestidad, respeto, rigor y valentía? Te invito a comentar o compartir estas ideas. Hasta pronto, si Dios quiere... Y vuela alto.
Más. La tesis doctoral "El predominio de la levedad en la comunicación posmoderna". que recientemente defendía el profesor Joaquín García-Lavernia, de la Universitat Abat Oliba. destacaba cómo nos encontramos sumergidos en una sociedad donde la comunicación se basa en la llamada "cultura light" con tres pilares: espectáculo, moda y levedad. "Esta es la cultura que predomina en la sociedad posmoderna, que se mueve con poca información pero sobre muchos temas. Tiene un riesgo: la levedad light puede llevar a una infantilización de la sociedad", indica García-Lavernia.
Acabamos como empezamos. ¿Tú habrías publicado esas fotos? ¿Nos harán despertar de una vez del aburguesamiento atolondrado y libertino que nos invade? ¿Abriremos los ojos y los corazones? ¿Comunicaremos siempre con fundamento, honestidad, respeto, rigor y valentía? Te invito a comentar o compartir estas ideas. Hasta pronto, si Dios quiere... Y vuela alto.
Comentarios
Publicar un comentario